Cuestionario

Carlos de Hita

Publicado por el jueves, noviembre 7, 2013




Mi aproximación al mundo del sonido, al paisaje sonoro y a la acústica, fue a través de la observación de la naturaleza. De los cantos de las aves pasé a la comunicación animal, al interés por la bioacústica, y de ahí al paisaje, la geografía, la geometría y la imagen sonora. Los sonidos del paisaje dieron paso a los del paisanaje, a las actividades tradicionales, a alguna música que se colaba por ahí. Y al ruido de la civilización industrial. En este camino sólo he encontrado una barrera infranqueable: el tráfico, un telón de fondo cada vez más espeso.

He trabajado para casi cualquier medio en el que suena algo: cine, documentales, discos de interpretación del paisaje sonoro, guías de campo, radio y audioblogs. También he hecho algunas instalaciones sonoras en espacios singulares: museos, criptas, capillas, catedrales, cuevas, …, cualquier  sitio concebido para una propagación eficaz del sonido.

+Información:

Publico un audioblog semanal en la sección de Ciencia de elmundo.es, algo así como un calendario sonoro de la naturaleza.
http://www.elmundo.es/especiales/2008/05/ciencia/sonido_naturaleza/archivo.html

Acabo de abrir mi propio blog, que pretendo llenar con sonidos geolocalizados de mi archivo. Pero aún está un poco verde. Tanto que no sé si hasta le acabaré cambiando el nombre.
www.carlosdehita.es

1) ¿Cuales son tus lugares preferidos para realizar grabaciones de campo?

Cualquiera donde suene algo interesante, ambientes, atmósferas que se puedan contar a través de sus sonidos. Para mí eso suele ser lejos, muy lejos, fuera del alcance de carreteras, pasillos aéreos y cualquier otro residuo sonoro de la sociedad mecanizada. Y si es en el campo, me gustan las horas extremas del día, al amanecer y mejor aún en el crepúsculo y por la noche, cuando las formas desaparecen y la imagen tiene que ser sonora.

Esto no quiere decir que no me interesen las atmósferas sonoras urbanas; pero el telón de fondo del tráfico lo iguala todo de una manera tan violenta que la búsqueda de lo original se agota pronto.

2) ¿Puedes describir, dentro de lo posible uno de tus paisajes sonoros favoritos?

Permíteme que elija dos. Los dos nocturnos y bien distintos.

En plena noche en la selva, en Camerún. Estridencias opresivas de las chicharras y demás insectos; unos gritos estremecedores desde las copas de los árboles –en realidad un inofensivo damán arbóreo-, oscuridad total, sin sombras ni estrellas. La atmósfera húmeda favorece la propagación de sonidos muy distantes. Todo lo que se percibe es desconocido e inquietante, lo que produce una sensación de desvalimiento total. Pero al fondo, a lo lejos, se ve un resplandor rojizo. De él emergen unas voces, unos murmullos apagados y algunas risas. Se trata de un grupo de m´bakas, unos pigmeos que, en medio de la selva hostil, se refugian en un círculo de hogueras y se reconfortan con la conversación. Una escena neolítica, que se viene repitiendo desde la noche de los tiempos.

Las Tablas de Daimiel, noche fría y estrellada de invierno; noche de helada. Llevo varias horas sentado en la orilla del río Guadiana en el punto en que se desborda para formar una tabla, una laguna abierta. Delante, a unas decenas de metros, se escuchan los ronroneos y los silbidos de unas grullas en su dormidero. De vez en cuando, en el silencio de la noche, alguna de ellas se alarma y lanza unos trompeteos agudos, que se reflejan como un eco en la lámina de agua. Y de pronto, cuando me creo en la más absoluta soledad, un zorro, que tampoco se ha percatado de mi presencia, empieza a ladrar a pocos metros a mi lado, no más de diez; ladra quizá porque está en celo; o quizá ladra a la noche.

En ambas situaciones, registradas conteniendo la respiración, he tenido la sensación de que pertenezco a un mundo muy antiguo.

3) ¿Hay algún sonido o conjunto de sonidos que te resulten especialmente atractivos?

Creo que ha quedado claro que disfruto mucho con los sonidos de la noche. Pero también me gusta entender los cambios que provocan en las ondas las condiciones ambientales, el medio físico y el espacio. Me gustan los ecos, la reverberación, el brillo de la atmósfera fría y húmeda.

4) ¿Qué equipo (grabadora, micrófonos, accesorios…) utilizas para realizar tus grabaciones de campo?

La principal equipación para la grabación de campo es una infinita paciencia, la capacidad de aburrirse con gusto a la espera de que pase algo.

En cuestiones técnicas, las limitaciones son tan grandes –vientos, distancias excesivas, ruidos indeseados- que es preciso contar con un equipo de la máxima sensibilidad para no perder los detalles que enriquecen un paisaje. Mi grabador actual es un Aaton Cantar X, multicanal de disco duro y con unos previos excelentes. La microfonía cubre una amplia gama: radiomicros digitales Zaxcom con cápsulas Sanken Cos para grabaciones en localizaciones muy concretas, muy próximas y donde no es tolerada ninguna presencia; micrófonos cardioides Neumann KM140 y 150 para ambientes abiertos y voces; micros de cañón cortos e hiperdireccionales (Sennheiser MKH416 y MKH70) para sonidos a media distancia, y un micrófono de parábola Telinga III Pro para voces más lejanas, un auténtico teleobjetivo, aunque con serias limitaciones en el registro de las frecuencias más graves. Todos ellos por parejas, ya que prácticamente siempre hago grabaciones estereofónicas en configuración XY.

Para grabaciones surround utilizo un micrófono Sanken WMS5, con cinco salidas.

Estoy empezando a experimentar con un transductor heterodino de ultrasonidos SSF BAT2 para murciélagos –todo un mundo, muy difícil de interpretar-  y un hidrófono Aquarianaudio H2a para grabaciones submarinas.

5) ¿Qué equipo y software utilizas en tu estudio para editar los audios de tus grabaciones?

Siempre he utilizado ProTools HD en el estudio, con monitores Dynaudio BM5 y una configuración surround. También, en el campo, ProTools LE con MBox conectada a un ordenador portátil.

6) ¿Utilizas tus grabaciones de campo para realizar composiciones sonoras y/o musicales?

Disfruto con la música en una medida inversamente proporcional a mi capacidad para interpretarla; ni hablo de componerla. El músico inventa un sonido, yo me limito a registrarlo y recombinarlo en función de un objetivo, que puede ser el complemento de una narración visual -la banda sonora de una película o un documental-, o alguna forma de narración sonora en estado puro, como las que indiqué algo más arriba.

¿Puedes explicar brevemente como lo haces? 

Cada aplicación –cine, performance acústica, audioblog, discos con paisajes sonoros, guías, etc- requiere un planteamiento distinto. Los tiempos, los ritmos, la complejidad del montaje, son diferentes. Así, en una sala a oscuras, donde los oyentes van predispuestos a paladear una atmósfera sonora, el tempo narrativo puede ser más o menos pausado, a discreción, y el silencio un elemento fundamental. Por el contrario, salvo que te llames John Cage, un silencio de unos pocos segundos es inadmisible en la radio, ya que la mayoría de los oyentes pensarían en una interrupción. Y no digamos si el que escucha tiene un ratón en la mano…

En cualquier caso, para mí lo principal es un conocimiento previo del espacio que quiero contar. Nunca empiezo a grabar en un lugar hasta no haberlo paladeado a fondo, escuchado sus matices, las reverberaciones, los detalles acústicos que lo colorean; y esto vale tanto para un paisaje sonoro natural como para otro artificial.

Y después, tras registrar lo que me interesa, paso a la reconstrucción en el estudio por medio del montaje. Siempre hay que tener en cuenta que un micrófono es un sistema de escucha mucho más neutral que el oído. El nombre de esta página da una idea de lo que quiero decir: la escucha es atenta, es decir, selectiva; la mente amplifica, presta atención a unas vibraciones, en detrimento de otras. Y la sensación que extraemos de ese proceso sensorial es muy subjetiva.

El micrófono no hace tal cosa; o lo hace en mucha menor medida, en función de su direccionalidad y, sobre todo, del lugar donde lo coloquemos. Ocurre muy a menudo que al llegar al estudio me siento defraudado porque lo que escucho allí está muy lejos de las sensaciones que tuve durante la toma en directo: las presencias, las proporciones entre niveles no son los mismos; y hasta aparecen elementos que ni siquiera capté. El proceso técnico de selección, ecualización, compresión, reducción de ruidos, etc…, todos los gadgets de que disponemos, no hace más que intentar reconstruir laboriosamente lo que mi oído captó en un instante pero mis instrumentos fueron incapaces de retener. Por eso es tan importante pararse a escuchar antes de empezar a grabar.

Sólo hay un recurso que procuro usar lo menos posible, la reverberación, ya que me esfuerzo mucho en obtener la natural en la grabación original.

7) ¿Qué proyectos personales o en colaboración tienes que estén relacionados con la fonografía?

En el campo profesional las cosas siguen, aunque con muchas complicaciones: no están los tiempos para la lírica.

De manera particular, ya lo dije antes, acabo de lanzar un blog en el que pretendo ir volcando, geolocalizando en el mapa, las experiencias que he ido acumulando a lo largo de un viaje por el sonido del mundo que ya empieza a ser largo. Ha llegado el momento de la recapitulación.

8)   ¿Tienes algún comentario que quieras añadir?

No quiero parecer el abuelo pesado, pero cuando empecé a grabar paisajes sonoros, hace bastantes años, aquí éramos unos pocos; yo diría que dos o tres. Los nuevos medios técnicos y la libertad creativa que llevan aparejada han abierto la puerta a cientos de personas. Ya tenía yo ganas de encontrar algunos colegas.



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